LOS NIÑOS Y NIÑAS DE LA GUERRA RECIBEN UN SENTIDO HOMENAJE DE BIZKAIA CON LA ENTREGA DE CINCO RETOÑOS DEL ÁRBOL DE GERNIKA PARA PLANTARLOS EN RUSIA
- La presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, Ana Otadui Biteri, recibe a una representación de aquellos vascos y vascas que embarcaron en Santurtzi hace 85 años rumbo a Europa para huir de la Guerra Civil.
(Gernika, a 22 de febrero de 2022). El 13 de junio de 1937, apenas mes y medio después del bombardeo de Gernika, 4.330 niños y niñas embarcaron en Santurtzi rumbo al puerto francés de Pauillac huyendo de la Guerra Civil. Desde allí, una tercera parte de este grupo fue trasladado hasta la entonces Lenningrado (hoy San Petesburgo). Algunas de sus protagonistas han hecho estos días un viaje de vuelta simbólico para recibir en la Casa de Juntas de Gernika un sentido homenaje de la sociedad vizcaína. El objetivo final de este reconocimiento es que representantes de estos supervivientes se lleven cinco retoños del Árbol de Gernika para plantarlos en distintas localizaciones de Rusia, todas ellas muy ligadas a la memoria histórica de quienes lucharon contra el fascismo.
La presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, Ana Otadui Biteri, ha conducido a las “niñas” Azucena Fernández Fernández y Victoria Iglesias Martínez por la sede oficial del Parlamento de Bizkaia, con presencia de familiares y de Marina Sokolova Kurganoza, vicepresidenta de la asociación Sever-“Hijos de la Guerra de la URSS”, entidad que ha impulsado este pequeño acto de reconocimiento y que llevó a cabo la petición oficial de retoños del roble que resistió al bombardeo de Gernika, precisamente cuando se va a cumplir en unos meses el 85 aniversario de la dolorosa salida de estos niños y niñas de Santurtzi. La mitad, eran vascos y vascas.
Varios funcionarios rusos que han estado también en el acto, serán los encargados de hacer las gestiones oportunas para que las autoridades de aquel país den el visto bueno al traslado, y poder plantar los retoños en lugares históricos y emblemáticos relacionados con la lucha contra el fascismo. Se prevé que un retoño crezca en Moscú en el Museo memorial “Poklonnaya Gora” junto a la capilla dedicada a los españoles y vascos que combatieron contra las tropas de Hitler. Otros dos ejemplares se trasladarán a San Petesburgo para asentarse en el Museo Estatal Memorial de la Defensa y Asedio de Lenningrado y en el espacio dedicado a los combatientes caídos en el cerco nazi durante la II Guerra Mundial. La ciudad de Púshkin (la antigua aldea de
los Zares) recibirá otro ejemplar para que germine junto a las casas infantiles que acogieron a estos emigrantes de la guerra. Y, por último, el obelisco dedicado a los españoles que defendieron las tierras de la región de Karelia, será el destino del último árbol, pequeño en tamaño pero grande en simbología.
El pequeño acto ha servido para mostrar un agradecimiento sentido por la excelente acogida y hospitalidad recibida de Rusia a unos niños y niñas desamparadas. “Queremos que estos árboles se conviertan en recuerdo de la lucha y de la vistoria sobre el fascismo, honren la memoria de nuestros héroes, parte de los cuales fueron niños de la guerra que embarcaron en Santurtzi y, sobre todo, se conviertan en símbolos de la paz y de la humanidad para las futuras generaciones de la Federación Rusa”, reza la petición que hizo la Asociación “Sever – Niños de la Guerra en la URSS” a la presidencia de la Cámara vizcaína.
La presidenta de las Juntas Generales, Ana Otadui, se ha mostrado también de acuerdo a que estos ejemplares echen raíces en tierras rusas y se conviertan en “árboles de la paz” para que “germine la semilla de la Paz y se abandone cualquier idea de guerra”, ha dicho.