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El Museo de las Encartaciones concluye la restauración del escudo de la Casa de Juntas de Abellaneda del siglo XVII

Escudo

Abellaneda, a 28 de noviembre de 2012.

Tras dos meses y medio de intensos trabajos de restauración, el escudo que adorna la fachada de la antigua Casa de Juntas de Abellaneda luce resplandeciente sobre la entrada del edificio en donde se reunían los señores de Las Encartaciones. Casi 400 años después – se colocó en 1635 – el escudo ha recobrado prácticamente su apariencia original. Los trabajos de mejora realizados por una empresa especializada han servido para conservar los elementos existentes y paralizar el proceso de degradación que sufría desde hace tiempo, así como para recuperar algunos elementos constructivos y preparar la piedra con el fin de evitar un mayor deterioro.

El proceso de restauración del blasón de unos tres metros cuadrados, ha consistido básicamente en una limpieza minuciosa de toda la piedra, una consolidación química del soporte, la reposición de piezas desprendidas y el microsellado de fisuras y grietas. Finalmente, para consolidar el conjunto, los técnicos han aplicado una protección a los sillares y el mortero mediante un tratamiento hidrofugante basado en tecnología de nanopartículas para crear una capa que proteja la piedra de las inclemencias del tiempo.


ORÍGENES DEL EDIFICIO Y EL ESCUDO

La primera mención a las Juntas Generales de Abellaneda se remonta a 1394. Una cita de aquella época nos señala que las asambleas se celebraban desde tiempo atrás. Aunque es imposible precisar cuándo fue la primera junta, los historiadores remontan la existencia de estas reuniones a varios siglos antes, ya que la primera mención a Las Encartaciones (Incartationis) se sitúa en 1175.

Estas primitivas juntas debían celebrarse en el exterior, en torno a un roble del que se desconoce su ubicación exacta aunque los expertos creen que debió estar muy próximo al actual edificio de la Casa de Juntas de Abellaneda. A ellas, acudían los principales hidalgos o banderizos de Las Encartaciones acompañados en ocasiones por sus fieles.

Ya a principios de la Edad Moderna, en torno a 1500, la asistencia a las Juntas se regularizó enviando cada concejo o valle un representante. A finales del siglo XVI se decide construir un edificio singular en forma de gran caserón. Posteriormente, se realizaría una segunda gran obra, entre 1623-35 que culminaría con la instalación del espectacular escudo que luce la fecha de 1635. Las posteriores reparaciones han respetado escrupulosamente este escudo hasta su restauración actual.

El escudo se divide en dos cuarteles. El de la izquierda recoge las armas de Castilla, -dos castillos almenados con leones rampantes- y el de la derecha las de Bizkaia, añadiendo la clásica iconografía usada entre el siglo XVI y el XIX: el roble y dos lobos con un cordero en la boca. Todo ello está rodeado por el Toisón de oro, compuesto por una larga cadena que remata en su parte inferior en un cordero, símbolo de la monarquía y rematada en la cumbre con una corona condal.