La plantación de un retoño del Árbol de Gernika en el Convento Dominicas de Lekeitio conmemora sus 650 años de labor
Al simbólico acto celebrado en los jardines del monasterio de Santo Domingo de Guzmán han acudido el Lehendakari, Iñigo Urkullu; la Presidenta de Juntas Generales de Bizkaia, Ana Otadui; la priora, Sor Elena Kortabarri; la subpriora, Sor Benita; el obispo de la Diocesis de Bilbao, Mario Iceta; el vicepresidente de las Juntas Generales de Bizkaia, Joseba Gezuraga; la Diputada Foral de Sostenibilidad y Medio Natural, Elena Unzueta; y el alcalde de Lekeitio, Koldo Goitia.
“Tengo que admitir que el acto de plantación de hoy es muy especial para mí” ha anticipado la Presidenta de las Juntas Generales antes de comenzar con su intervención. Un sentido discurso en el que, además de destacar la figura del dominico y elorriotarra San Valentín de Berriotxoa, ha profundizado en la relación personal que les une, tanto a ella como a su familia, a la congregación religiosa. Un discurso que ha finalizado con el agradecimiento a las que “en muchas ocasiones sois mujeres invisibles” por el “valiente trabajo que realizáis por nuestra sociedad”.
Un reconocimiento al que también se ha sumado el alcalde del municipio, Koldo Goitia, quien ha declarado que el simbólico roble es un regalo de Bizkaia y Lekeitio en señal de su agradecimiento. De manera recíproca, la priora Sor Elena ha aprovechado su intervención para mostrar su gratitud al pueblo de Lekeitio.
Una vez todos los representantes institucionales y de la comunidad religiosa han echado las primeras paladas, el acto ha dado paso a la música y la danza. Tras entonar entre todos los allí presentes el “Gernikako Arbola”, cuatro dantzaris del grupo Etorkizuna han bailado un Aurresku de Mujeres. Seguidamente, y como colofón, las Madres Dominicas han realizado una danza de honor de origen africano.
Previo al acto público, los distintos representantes institucionales y de la comunidad religiosa han mantenido un encuentro privado dentro del Monasterio, para más adelante asistir a una misa oficiada por el Obispo de Bilbao.
DE BEATERIO A CONVENTO
Durante la Edad Media era habitual que los municipios contaran con beaterios, casas en las que vivían grupos de mujeres dedicadas a cuidar todas aquellas capillas y ermitas adyacentes. Estas mujeres, también llamadas “soreras”, a pesar de llevar una vida religiosa no contaban con una formación especial, ni Regla aprobada por la Iglesia. Entre otras razones porque, por falta de medios económicos, no podían construir y mantener un convento. Fue Don Tello, entonces Señor de Bizkaia, quién a mediados del siglo XIV, cedió a la fundación dominicana uno de sus palacios.
No obstante, en 1368, con el objetivo de acabar con dichos beaterios, la Santa Sede obligó a que éstos se convirtieran en Monasterios verdaderos, con su Regla y Constituciones aprobadas. Fue la bermeana Juana Ibáñez de Arsuaga quien, a través de una gran limosna y una reunión con el Cabildo de Lekeitio, logró concretar la fundación del Convento. En cierto modo la fundación de Juana tenía algo de reivindicación: transformar uno de los beaterios en un convento, en igualdad de condiciones que otro masculino. En agosto de ese mismo año el propio Don Tello recibió la licencia del Vicario General en nombre del Prelado y el documento en el que se estipulaba que él recibía el nuevo Monasterio bajo su expresa protección personal.
Actualmente se trata del único convento de Bizkaia que sigue como tal ininterrumpidamente desde que Don Tello fuera Señor de Bizkaia.