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Un retoño del Árbol de Gernika crece desde hoy en la Plaza San Vicente de Barakaldo

La localidad vizcaína de Barakaldo ha celebrado este medio día un acto simbólico en el que se ha procedido a plantar un retoño del Árbol de Gernika en la Plaza San Vicente junto a la placa que rememora al primer Ayuntamiento de la ciudad. Allí han estado presentes la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, Ana Otadui; la alcaldesa del municipio, Amaia del Campo; la juntera del grupo EH Bildu, Txusa Padrones; los junteros del grupos Nacionalistas Vascos, Alfredo Olea y Unai Lerma; representantes de la corporación municipal; y numerosos vecinos de Barakaldo que se han acercado y han participado en la plantación.

Esta jornada de celebración ha dado comienzo a las 11:00 de la mañana con un pasacalles por las calles del barrio San Vicente por parte de la Banda Municipal de Txistularis, seguido de la llegada del grupo Laguntasuna Euskal Folklore Elkartea a la Plaza donde ha interpretado varias piezas musicales hasta el inicio del acto social. La periodista Koro Mendieta ha sido la encargada de dirigir la plantación de principio a fin.

De acuerdo con la enseñanza que predicaba el bardo Jose María Iparraguirre en el siglo XIX –“eman ta zabalzazu”- la presidenta de las Juntas Generales ha enumerado las localidades en las que este año ha comenzado a echar raíces un descendiente del simbólico roble vasco, tales como Morga, Bermeo, Olmeda de la Cuesta y próximamente Hiroshima. A esta lista se suma hoy Barakaldo, “la cuarta ciudad de la Comunidad Autónoma de Euskadi y la más grande localidad vasca gobernada por una mujer alcaldesa con toda la fuerza para liderar, tras la crisis económica, una nueva primavera para un Barakaldo que recupere su vitalidad de antaño”.

Por su parte la alcaldesa ha incidido en la “solera, con marcado carácter e identidad” del barrio de San Vicente, “forjada seguramente al ser el núcleo que ha llevado el peso representativo de nuestra ciudad”. El retoño descansa desde hoy junto a la placa y la ikurriña que recuerda el lugar en el que se edificó el primer consistorio barakaldés; por esta razón la edil ha expresado el deseo de que el esqueje traslade a las futuras generaciones “un mensaje de acogida e integración, de libertad y de paz” además de un sentimiento de “orgullo y cariño a sus raíces”.

Ambas representantes han sido las encargadas de dar las primeras paladas al árbol a lo cual se les han acabado sumando el resto de autoridades y vecinos allí presentes. Seguidamente dos dantzaris del grupo Laguntasuna Euskal Folklore Elkartea han bailado un aurresku de honor. El acto ha finalizado con la entrega, por parte de la presidenta, del certificado de autenticidad del retoño.